Los entes itinerantes se materializan en la abstracción de un soñado y esperado viaje. No hay fuga que supere la cotidianeidad de lo inalcanzable. El espacio se va cerrando para alguns, pero nosotrs creemos que cada vez más abierto está. Desde aquel día en que nadie preguntaba nada, en que nadie atinaba a vomitar una palabra ante una presencia supuestamente abrumadora. De ahí en adelante los cuerpos personificados se materializaron, alguien quizo ponerles rótulo, ellos se negaron.
Al grito de ¡Vamos a la Estación! el panorama se convierte en eso: la pampa es abierta y si se cierra no nos importa, la vamos a abrir.
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